Tiro de loco

Todos lo vimos: Palermo, adelantado, se la encontró en la boca de arco de Butrón, la empujó y a cobrar (2-1). Vargas, desde la media cancha, tomó aire, vio a Romero adelantado, y lanzó un rabioso zurdazo que atravesó el cielo lluvioso de Buenos Aires. El esférico llevaba contenida la bronca de todos los peruanos. ¿Gol?

Palo, casi no más. Ni el confundido camarógrafo que registraba el partido en el Estadio Monumental de Nuñez pudo seguir la trayectoria del balón.

Perú, matemáticamente (diez puntos), futbolísticamente (cambios constantes de jugadores) y éticamente (el escándalo del Golf Los Incas) ha sido la peor selección de estas eliminatorias. Nada que decir. De ese último lugar, arrebatado a Bolivia, no nos saca ni Chemo, ni Maradona, ni Dios.

La rueda pasada, también contra Argentina, el reloj se estiraba hasta el minuto 92. El ‘Loco’ emprendió una

carrera memorable que terminó con el gol del empate de Fano. Hoy, en el mismo instante de aquel partido, recordó la proeza y estuvo a un casi (frases ya conocidas e insuficientes) de darnos algo.

¿Algo? Ese algo no era la clasificación al Mundial de Sudáfrica, tampoco era triunfo, menos un nuevo traje para nuestra magullada autoestima futbolera. Era simplemente un instante, una fotografía de esas que tanto nos gusta coleccionar a los peruanos.

“El árbitro la cagó”, escupió Vargas al final del partido. Y estamos de acuerdo. La selección quizás no mereció perder, de eso no estoy seguro. Lo que si sé es que Vargas mereció ese gol de media cancha.

Rudy Jordán

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